Conforme avanza el proceso electoral va adquiriendo una clara incertidumbre sobre su resultado.
Nadie puede -razonablemente- asegurar quien triunfará en la elección de gobernador del 6 de junio.
Hay otro hecho, por demás deleznable: La truculenta circulación de candidatos de partido a partido, sin freno y sin ley, también sin ideología, vamos, ni siquiera un mínimo de congruencia política.
Otro más, por demás inesperado, la de la presencia del fantasma del ex gobernador Duarte.
La semana que termina fue pletórico en hechos que contribuyeron a darle incertidumbre al resultado electoral.
El día de hoy, el panismo chihuahuense puede aplicarle la tercera estocada al gobernador Corral (de las pocas importantes que recibió en su gestión), si vota mayoritariamente por la alcaldesa Maru Campos, a fin de que los abandere en la contienda rumbo al gobierno de Chihuahua.
Lo destacable es que en las tres estocadas aplicadas al “amanecido” gobernador, el factor desencadenante fue la confrontación con el equipo de la alcaldesa Campos; tanto en la del rechazo a la reforma electoral corralista, como en la más reciente, la de la no aprobación, en el Congreso del Estado, al crédito de casi mil 900 millones de pesos solicitado por Corral.
Si algo le faltara a la candente disputa en el PAN, con fecha del 17 de enero, el Instituto Estatal Electoral de Chihuahua (IEE), “radicó la queja presentada en contra del Gobernador del Estado, Javier Corral Jurado, el Fiscal General de la entidad, César Augusto Peniche Espejel, así como en contra del precandidato Gustavo Madero Muñoz, por ejercer violencia política en la etapa de precampaña…”. (Nota de La Opción, 23/I/21).
La queja presentada por Campos consiste en la comisión de conductas que, “según la óptica de la denunciante, vulneran los principios de equidad, imparcialidad y neutralidad, consagrados en” … la Constitución, en virtud de que los señalados han realizado “una campaña calumniosa y denigratoria sobre su persona, consistente en mensajes denigrantes e imputaciones de actos delictivos sobre supuestos vínculos de corrupción, imputaciones que generan una afectación grave a sus derechos fundamentales como mujer, conductas que pudieran constituir a su dicho, violencia política contra las mujeres por razones de género”. (Ibídem).
Pero en la semana, riquísima en hechos a cual más de deplorables sobre lo realizado por la clase política local, destacaron las conferencias de prensa ofrecidas por el Secretario del ayuntamiento chihuahuense, César Jáuregui, quien develó la grabación de las conversaciones sostenidas con el ex Secretario de Finanzas de Duarte, Jaime Herrera, quien aseveró en ellas haber sido presionado para imputarles la recepción de recursos de la nómina secreta que otorgaba el “fantasma” de las elecciones 2021, César Duarte.
Horas más tarde, Herrera alegaría lo contrario y denunciaría haber sido manipulado por Jáuregui.
Sorprende lo torpe de la maniobra realizada a escasos días de la elección del blanquiazul ¿Porqué solo hasta ahora se le ocurrió a Herrera aparecer ante la prensa?
A lo candente de la disputa panista, deberán sumarse nuevos hechos destacables de la elección del próximo gobernante estatal.
Sin duda que el más importante de ellos será la definición del PAN.
Con toda seguridad no serán las mismas expectativas, para el PAN, si el candidato fuese Gustavo Madero, en lugar de Maru Campos, como tanto ha insistido en concretar el gobernador Corral.
Pero la decisión de Javier González Mocken, de acudir al proceso designatorio del PAN, abandonando las filas de Morena, para contender por la candidatura a la alcaldía juarense, puede incidir, no solo en la definición del próximo presidente municipal, sino en la de gobernador, en caso de que resultase electo, en lo que se antoja una muy cerrada disputa por esa candidatura, a la que se agregó el Fiscal del Estado, César Peniche, y Rogelio Loya, quien fuera destituido de la Subsecretaría de Desarrollo Social estatal, a causa, denunció, de las presiones de la hermana del gobernador Corral, Leticia.
Puede ser que el efecto del “Super Mocken”, que sus panegiristas morenistas crearon en 2018 para impulsarlo como el candidato -en lo que fue un fenomenal error, dados sus muy recientes antecedentes de formar parte del equipo duartista-, no aparezca, por una razón: Porque nunca existió.
Y quizá puede presentarse otro hecho: El de que el efecto “Cabada”, presente en las elecciones del 2016 y 2018, no abarque al presunto favorito del alcalde juarense, Gabriel Flores, al que se presume se ungirá como candidato de Morena a la presidencia municipal del antiguo Paso del Norte, como resultado de la negociación de postular al alcalde como candidato a diputado de la lista plurinominal del partido gobernante en el país.
Pero puede ser que Cabada sea acompañado en su decisión por un mayor número de sus seguidores, que González Mocken por los suyos, a pesar de la oposición de un número indeterminado de los simpatizantes de Morena en Juárez, algunos de los cuales han expresado abiertamente su malestar por la postulación de Cabada, al igual que otros morenistas de la capital que rechazan la llegada a su partido de la regidora panista Mónica Borruel, a la que, se rumora, también seguirá el ex alcalde Carlos Borruel.
A los hechos anteriores, que pueden incidir en el resultado electoral de manera determinante, se presentó otro, especialmente preocupante.
Luego de detectar que el precandidato de Morena, Juan Carlos Loera, efectuaría algunas actividades en la región, un grupo de productores lo encaró y siguió hasta la residencia de una pareja de destacados priistas en la que, durante horas, le impidió salir, al tiempo que lo increparon duramente a causa de la decisión gubernamental de extraer el agua de las presas.
Lo dejaron salir no sin antes lanzarle a sus vehículos diversos proyectiles, -huevos y piedras principalmente- luego de gritarle ininterrumpidamente que ese sería el trato que recibiría a lo largo de la campaña en la región centro-sur del estado.
Pueden encontrársele una y mil explicaciones a tales conductas, ninguna justificación.
Igualmente deplorable es el hecho de que, prácticamente, ninguna autoridad, ni civil, ni electoral, se haya pronunciado sobre tan grave incidente, que no debe repetirse y el cual deberá rechazarse tajantemente a fin de impedir que episodios de este tipo se constituyan en los signos preponderantes de la campaña electoral en curso.
Sin embargo, ese hecho es una evidencia de la profundamente equivocada conducta del gobierno de López Obrador en el manejo del agua de las presas, que generó una muy extendida molestia en un buen número de ciudadanos de esa región.
Loera se sumó, hasta ardorosamente, a secundar la postura del gobierno federal en ese asunto. Hoy, furibundos productores le reclaman tal proceder.
No es el único aspecto deplorable de tal incidente.
Los anfitriones del precandidato de Morena al gobierno de Chihuahua, el día de los hechos referidos, -y muchos militantes de la región de ese partido aseguran que son los responsables de la campaña de Loera de la Rosa ahí- son la pareja conformada por la ex diputada priista, Elvira González, y su esposo, el también priista y ex dirigente regional (¿O aún?) de la CNC, Nahum Valenzuela, ambos con una destacadísima participación en el gobierno de César Duarte.
Elvira González fue Presidenta de la Comisión de Fiscalización del Congreso local durante los últimos tres años de César Duarte y avaló, una a una, todas las trapacerías de aquel gobierno.
Su llegada a la legislatura no deja de ser representativa de lo ocurrido en el sexenio duartista.
Postulada por el PRI a la diputación por el distrito de Delicias, pudo arribar a la diputación sólo porque el IEE aprobó que lo hiciera a través de estar inscrita ¡en la lista plurinominal del Verde Ecologista, cosa por demás ilegal!
Al día siguiente de su nombramiento anunció su integración al grupo parlamentario del PRI.
Hoy es la anfitriona del candidato al gobierno de Chihuahua, del partido de López Obrador, Morena.
Todo nos retrotrae al pasado mediato, al sexenio de César Duarte. El PRI resolvió remover de la dirigencia a Omar Bazán, designar a Alejandro Domínguez como su sustituto y a Graciela Ortiz como la abanderada al gobierno de Chihuahua.
Se estrenaron de inmediato, igual que antes:
Para que sus cuatro diputados aprobaran el crédito solicitado por Corral, exigieron que fueran incluidos diversos proyectos en los municipios que gobiernan -de ahí el aumento del crédito, de mil 600, a mil 900-.
Fue inútil su entrega, hasta 2 panistas -Jorge Soto y Rocío González- tuvieron los argumentos necesarios para oponerse a tal endeudamiento.
¡No pasa nada! La mañana del sábado, toda, la dedicó el gobernador Corral a jugar tenis en el exclusivo Club Campestre de Chihuahua.
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