Estamos iniciando un periodo de 40 días, que para muchos es un tiempo de intentar cambiar algo de su vida pecaminosa para ser mejores, y de alguna manera intentar vivir más cerca de Cristo. Estos 40 días se convierten en un tiempo de reflexión, de ayuno, y de preparación espiritual, como el camino para buscar a Jesucristo.
En ese mismo sentir, es interesante ver como los números tienen un significado muy distinto en la biblia a como normalmente los entendemos. En la Biblia, los números tienen cuando menos dos significados: cantidad y simbolismo. La cantidad simple y llanamente se refieren a la cantidad de años, personas, distancia o número de cosas. En este significado no hay lugar para la confusión: lo que el número dice es lo que quería decir el autor. El significado simbólico, representa una enseñanza, un pensamiento o idea.
Podríamos decir entonces, que el número 40, es un número utilizado como cantidad para señalar un tiempo de prueba o examen en la vida de alguien. Por ejemplo, Dios probó al pueblo de Israel en el desierto: “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído el SEÑOR tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, por probarte para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos”. (Deuteronomio 8:2)
El número 40 tiene también valor simbólico. Representa el "cambio", de un período a otro, y los años de una generación. Por eso el diluvio dura 40 días y 40 noches como juicio contra la humanidad y como una forma de limpiar o erradicar la maldad de la tierra, al cabo de 40 días Noé abrió la ventana del arca (Génesis 8:6) Fue el cambio hacia una nueva generación . Los israelitas están 40 años en el desierto, hasta que muere la generación infiel por una nueva generación fiel a Dios. Moisés permanece 40 días en el monte Sinaí, y a partir de lo cual su vida cambio radicalmente. Israel pasó 400 años en Egipto (40 X10). El mismo pueblo, reconoció la tierra prometida por 40 días (Números 13:25), pero tuvo temor de los gigantes que habitaban la tierra. Por tal motivo Dios detuvo la entrada a la tierra prometida por 40 años con el fin de que la mala generación muriera y se levantara una nueva generación fiel a su creador, apta para conquistar la tierra. (Números 32:13)
El gigante Goliat estuvo intimidando y atemorizando a Israel por 40 días (1 Samuel 17:16). Fue David, el escogido por Dios quien lo derrotó, y su reinado fue de 40 años (2 Samuel 5:4) Jonás predicó a Nínive por 40 días.
Jesús ayunó 40 días porque fue el cambio de su vida privada a su vida pública. Y después de su resurrección pasaron 40 días antes de ascender al cielo: “A los cuales, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoles por cuarenta días, y hablándoles del reino de Dios”. (Hechos 1:3)
Visto pues, muchas veces en la biblia, el número 40 es un período de tiempo (días, semanas o años) dado por Dios a toda la humanidad para aprender de las pruebas, y la disciplina, y comprobar lo que hay en nuestros corazones. En este tiempo de aprendizaje, las pruebas, la disciplina, Dios da 40 como un momento perfecto para el arrepentimiento y la intercesión. Moisés intercedió por su pueblo: "Me quedé en el monte cuarenta días y cuarenta noches como la primera vez, y el SEÑOR me escuchó también esta vez…” (Deuteronomio 10:10)
Que durante este tiempo de reflexión, prueba, o disciplina espiritual y arrepentimiento, la gracia y el amor de Dios nunca estén ausentes, pues quizá vengan días de tentación como a Cristo, y días de retos y obstáculos. Pero que así como la formación de una nueva vida en el vientre de la mujer requiere de 40 semanas, Dios permita que este año, al final de estos 40 días, venga del cielo un nuevo comienzo de corregir y renovar en la vida de los fieles a Él. Y que así como cuando la mujer da a luz tiene un período de cuarenta días de cuidado, Dios cuide eternamente de lo que confían en Él.
Que sea también, un tiempo de reconocer a Dios como la fuente de toda buena dadiva y amor eterno. Que sea tiempo de tomar su mano y caminar no solo cuarenta días con Dios, sino por siempre.
Estimado lector, crea EN Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.
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