Ojinaga Chih.- Todas las relaciones toman tiempo. Una relación con Dios, mientras que es diferente de otras relaciones en muchos sentidos, todavía sigue la normativa de otras relaciones. La Biblia está llena de comparaciones para ayudarnos a conceptualizar nuestra relación con Dios.
Por ejemplo, Cristo es
representado como el novio y la iglesia es representada como la novia. El
matrimonio es dos personas uniendo sus vidas como una (Génesis 2:24). Tal
intimidad implica pasar tiempo solos, el uno con el otro, fueron algunos de los
conceptos que abordo ayer el Pastor
Ventura Bautista Álamos, durante su mensaje y desde el pulpito de la Iglesia Bautista “Nueva Jerusalén”
Otra relación es la de padre
e hijo. Estrechas relaciones parentales son aquellas en que los niños y los
padres tienen tiempos especiales juntos "a solas". Pasar tiempo a
solas con un ser querido brinda la oportunidad de conocer verdaderamente a esa
persona.
Pasar tiempo a solas con Dios
no es diferente. Cuando estamos a solas con Dios, nos acercarnos a Él y le
conocemos de una manera diferente a como lo hacemos en grupo.
Dios desea "tiempo a solas" con
nosotros. Quiere una relación personal con nosotros. Él nos creó como
individuos, "tejiéndonos" en el vientre (Salmo 139:13).
Dios sabe los detalles
íntimos de nuestras vidas, como el número de cabellos en la cabeza (Lucas
12:7). Conoce los pajarillos individualmente, y "tú vales más que muchos
pajarillos" (Mateo 10:29, 31). Nos invita a venir a Él a conocerlo (Isaías
1:18; Apocalipsis 22:17; Cantares 4:8). Cuando deseamos conocer a Dios
íntimamente, lo buscaremos temprano (Salmo 63:1) y pasaremos tiempo con Él.
Seremos como María, sentados
a los pies de Jesús escuchando Su voz (Lucas 10:39). Tendremos hambre y sed de
justicia y seremos saciados (Mateo 5:6).
Tal vez la mejor razón para pasar tiempo a solas
con Dios es seguir los ejemplos bíblicos. En el Antiguo Testamento, vemos a
Dios llamando a profetas para venir a Él solos. Moisés se reunió con Dios en la
zarza ardiente y luego en el Monte Sinaí.
David, cuyos muchos salmos
reflejan una confiada familiaridad con Dios, se comunicaba con Él mientras huía
de Saúl (Salmo 57). La presencia de Dios pasó de largo cuando Elías estuvo en
la cueva. En el Nuevo Testamento, Jesús pasó tiempo a solas con Dios (Mateo
14:13; Marcos 1:35; Marcos 6:45-46; Marcos 14:32-34; Lucas 4:42; Lucas 5:16;
Lucas 6:12; Lucas 9:18; Juan 6:15).
Jesús realmente nos instruyó
a orar a veces con Dios solos: "Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento,
y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto" (Mateo 6:6a).
Para confiar en Jesús como nuestra vid (Juan
15:1-8), tendremos que estar conectados a Él directa e íntimamente. Al igual
que una rama está ligada directamente a la vid, y, a través de la vid,
conectada a otras ramas, así estamos vinculados directamente a Cristo y por lo
tanto compartimos en una comunidad. Pasamos tiempo a solas con Dios y en la
adoración corporativa para la mejor nutrición. Sin tiempo a solas con Dios,
vamos a percibir necesidades insatisfechas; no experimentaremos realmente la
vida abundante que Él da.
Pasar tiempo a solas con Dios libera nuestra mente
de distracción para que podamos concentrarnos en Él y escuchar Su Palabra.
Permaneciendo en Él, disfrutamos de la intimidad a la cual nos llama, y
llegamos a conocerlo verdaderamente.
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